tapatios

Tomó el volante con ambas manos y en un movimiento brusco, se incorporó a Lopez Mateos. - ¡Lo siento! - Le gritó al carro de atrás que combinó el sonar del claxon con el rechinido de las llantas que frenaban.
De nuevo estresado por la hora, Luis se convencía a si mismo sobre lo justificado de sus acciones viales mientras se incorpaba al carril central con la luz del semáforo en amarillo.
-Las 9:15 y todavía ni acabo de recojer los regalos- se regañó a si mismo al rebasar un vocho desafinado que iba en el carril derecho.
La corbata y pluma para su jefe, la caja de chocolates para la esposa, y para la hija de 6 años, un libro para colorear de Disney, creyó conveniente. Pensar en los regalos para el desayuno navideño a la que lo había invitado su jefe le hizo sentir un poco de culpa, ¿Cuanto hacía que le había llevado algún detalle a su novia? ¿Qué tal unos girasoles? Podrí