El Cerebro del Filósofo
I
¿Quién iba a pensar que un cerebro de elefante, dos cerebros de vaca, un cerebro de caballo, y media docena de cerebros de pollo me iban a permitir volver a hablar con el abuelo?...
Aquella tarde me encontró arrastrando al pobre viejo en un maletín, por aquella avenida, la misma avenida por donde él había caminado durante tantos años. No pude evitar preguntarme si alguna vez en el futuro le darían a aquella avenida el nombre de mi abuelo, así como la gente de Konigsberg había hecho con Kant tantos y tantos años atrás; después de todo, ¿Por
El Cerebro del Filósofo
I
¿Quién iba a pensar que un cerebro de elefante, dos cerebros de vaca, un cerebro de caballo, y media docena de cerebros de pollo me iban a permitir volver a hablar con el abuelo?...
Aquella tarde me encontró arrastrando al pobre viejo en un maletín, por aquella avenida, la misma avenida por donde él había caminado durante tantos años. No pude evitar preguntarme si alguna vez en el futuro le darían a aquella avenida el nombre de mi abuelo, así como la gente de Konigsberg había hecho con Kant tantos y tantos años atrás; después de todo, ¿Por