Escrtito #2 que te dedico.

Ya mi mente envenenada con tu persona ni siquiera puede recordar la razón del por qué estos sentimientos tan destructivos que siento por ti. Ni siquiera sé si tienen sentido mis palabras, cuando hablo de ti me siento como una loca enjaula. Mi locura es el amor que me provocas y mi jaula el deseo que no sacio. Me siento como una estúpida porque me tienes a tus pies y lo sabes, lo sabes porque mi actitud incontrolable te lo demostró. Hay algo que si recuerdo, aquel primer día de clases, aquel sol de 8am que encendía tu pelo color caramelo, aquella mirada profunda atrapada en el vidrio de tus lentes, las vueltas de tus pupilas cada vez que la profesora hablaba, recuerdo tu cara seria en medio de tantas caras felices, recuerdo lo perfecta que eras, como una obra de arte, desee en ese entonces tener algún talento para poder guardar tu belleza en algún dibujo, pintura o simplemente una foto, hoy en día pienso que ni Picasso podría hacer algo tan asombroso. Jamás imagine lo que llegarías a ser, lo mucho que podrías romperme. No me malentiendas, hay cierta belleza en tu indiferencia, creo que eso siempre fue el punto de todo, el gran misterio que eras, la obsesión que me causaba saber lo que pasaba por tu mente y la tristeza de entender que ni una letra de mi nombre estaba ahí. Fui tonta lo sé, me lo advertiste, dijiste que así como no creo en dios tu no creías en el amor, decías que no era más que una enfermedad, recuerdo como te debatí, como luché para que dijeras lo contrario, tengo la teoría que tal vez todo esto fue una venganza para ganar aquellos debates de madruga. Ignoré cada riesgo, cada golpe, ignoré cada cosa que me decía que no podía tenerte, mi mente necia decía que te quería y mi personalidad malcriada decía que te necesitaba. Hasta que el tanto forzar las cosas hizo que explotarán y yo exploté con ellos. La ciencia dice que los neutrónes son las cosas más pequeñas del mundo, pero se equivocaron, porque me hiciste más pequeña que ellos cuando renunciaste a mí, a nosotras. Siento que no existe palabra en el mundo que no se escuche torpe para ponerle fin a este escrito sacado desde mi corazón muerto, el que te entre miles de veces cada día a cada hora. Creo que esto debería acabar con tu nombre, mis dedos no han dejado de intentar tocar esas teclas, las buscan desesperadamente, te buscan en todas partes, pero no puedo ponerlo, sé que moriría si lo leo otra vez y me entero que todavía no eres mía.