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Captain Guevara has died

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Captain Julián Ernesto Guevara has died

In 1998 an infamous Guerilla attack by 1200 terrorists on the small city of Mitú (Vaupés) ------one of the smaller capitals of Colombia’s “states”---- resulted in the death of 60 soldiers and police officers and the kidnapping of 42 others. Since that time the infamous Guerrilla group FARC has held them in captivity in cages deep within the jungles of Colombia using them as political bait. Yesterday we were told that Captain Guevara ---who became Mayor in captivity--- died in the jungles of my Colombia. He died inhumanely after being captive for 7 years and three months; a period of time in which his mother received a grand total of 6 letters. The only other communication his relatives had with him is a radio program in Colombia called “Voices of the Kidnapped” which airs every Saturday night. In it, the relatives of those who have been kidnapped send messages through the air to their loved ones. His mother went every single Saturday for the last 8 years.
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This photo is a very simple tribute to his courage --–the courage our soldiers have in facing death on a daily basis--- and to those other soldiers and civilians in Colombia who have to bear in deep international solitude the consequences of blind terrorist activities.


If you know Spanish, this is today’s editorial from the main newspaper in Colombia El Tiempo

Febrero 16 de 2006
Asesinado en cautiverio
La del mayor de la Policía Julián Ernesto Guevara no es una simple muerte; es un asesinato: lo mataron sus secuestradores teniéndolo cautivo.
¿Qué persiguen las Farc haciendo llegar a la familia del mayor Julián Ernesto Guevara la noticia de que este habría ‘fallecido’ en cautiverio? Más allá del cinismo de envolver en un eufemismo lo que a todas luces es un asesinato, y del comprensible dolor que a estas horas envuelve a la familia del oficial de la Policía que llevaba siete años y tres meses retenido, la pregunta se hace inevitable.
El mayor Guevara ascendió a ese rango en manos de las Farc. Cuando estas lo capturaron era capitán y subcomandante de la estación de policía de Mitú (Vaupés), población que 1.200 integrantes de esa guerrilla tomaron por asalto el primero de noviembre de 1998 y de donde se los llevaron a él y a más de 40 policías, después de matar a 60 de sus compañeros y varios civiles. Pocos de esos hombres quedaban en manos de las Farc, pues casi todos, excepto un puñado de oficiales y suboficiales, fueron liberados como parte del acuerdo de intercambio que se hizo durante la administración Pastrana. Ahora, esa guerrilla, a través del semanario comunista Voz, ha hecho saber que el mayor Guevara habría muerto hace tres semanas.
Ni siquiera debe considerarse que a las Farc hayan podido moverlas razones humanitarias para proceder así. Aunque ya ha habido casos en que dan aviso a los familiares y entregan el cadáver, en esta ocasión está por verse, incluso, si van a hacer lo mismo con el cuerpo del mayor, que su madre, Emperatriz de Guevara, ha dicho que irá a buscar a donde sea necesario. Además, son frecuentes los casos de secuestrados que perecen en sus manos sin que sus familias lleguen a tener, no se diga pruebas, sino siquiera noticias. Las Farc han demostrado hasta la saciedad que para ellas los sentimientos no cuentan. De ello, el país, docenas de poblaciones atacadas a cilindro y miles de secuestrados y sus familiares tienen evidencia de sobra.
¿Qué puede mover, entonces, a las Farc a un gesto como este? Lo más lógico es que apunte, sencillamente, a convertir la muerte en cautiverio de uno de sus rehenes en una nueva herramienta de presión sobre el Gobierno y de chantaje emocional sobre los familiares de los otros militares, policías y políticos que siguen en sus manos, en calidad de carne de cañón para un eventual acuerdo de intercambio humanitario. En plena coyuntura electoral, nada más lúgubremente efectista que intentar devolver al centro del debate la cuestión del intercambio humanitario a través del anuncio de la muerte en cautiverio de uno de los retenidos más antiguos.
Efecto tiene, por supuesto. Sacude a los familiares –y a la opinión pública–, ante la perspectiva cierta de que muchos otros seres queridos puedan ver llegar el fin de sus vidas en manos de los secuestradores. Pero, ante todo, es lúgubre. Porque, en el fondo, esto no apunta ni siquiera a desempantanar la posibilidad de ese acuerdo. Todo lo contrario.
La del mayor Julián Ernesto Guevara no es una muerte. Es un asesinato. Que les valió a las Farc, entre otros, la condena de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia. La causa de su muerte es el cautiverio. Sus autores intelectuales y materiales son los secuestradores.
Con actos como este, las Farc solo contribuyen a hacer más lejana, difícil de concretar y desesperanzadora la ya remota posibilidad del intercambio de secuestrados por guerrilleros presos. Más allá de la voluntad que tenga o no el Gobierno de lograrlo, cabe hacerse otra pregunta: ¿es realista creer que se puede negociar con una organización que no entrega rehenes sino, a lo sumo, la noticia de que los mató el cautiverio? Ciertamente, tanto los secuestrados canjeables por guerrilleros, como esos miles de hombres, mujeres y niños anónimos que las Farc negocian por dinero ameritan todos los esfuerzos de la sociedad y el Gobierno para devolverlos a la libertad. Pero siempre debe apuntarse un dedo acusador a los primeros y principales responsables de su triste suerte y los culpables de lo que le pasó al mayor Julián Ernesto Guevara: los secuestradores.

editorial@eltiempo.com.co
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Sebasti4n's avatar
Muy buena foto, aunque la noticia no es muy alentadora.