Cuando despertó, se encontró en un lugar muy diferente al anterior. En este predominaba el rojo y el negro, y en vez de una cama estaba en un suelo alfombrado, encadenada a la pared.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. A cada segundo que pasaba, más se arrepentía de su decisión. ¿Qué podría esperarle ahí, que no fuera peor que con el otro hombre?
Una puerta se abrió y de ella salió un hombre con un traje blanco.
Ella no pudo evitar mirarlo de arriba abajo, consternada: Tendría la edad suficiente para ser su abuelo, sino bisabuelo. Su cabello blanco estaba pulcramente recogido en u