Verias lo que perdiste y llorarias solo una vez.
Entenderias que ya no puedes recuperar lo que un día tuviste.
No pudistes salvar lo perdido.
Ganarias cualquier cosa que le pertenezca a aquellos que te quitaron lo que fue tuyo.
Anticiparias cualquier jugada de tu rival y no dejarias que ellos descifren las tuyas.
Nunca te confiarias de aquellos que fueron tus amigos pues ellos ya se mostraron como son.
Zafarias los lazos que te atan al pasado para que no te pueda perseguir al presente.
Acabarias con el juego macabro que creaste porque asi y solo asi podrias quitarte la derrota.
Llueve, llueve sin parar, llueve como nunca llueve en esta ciudad, llueve como el día en que me dejaste, cuando llovió todo el día, como nunca sucede aquí. Llueve, como siempre llueve en nuestra ciudad. El cielo llueve a cántaros, el corazón llora desconsolado, desesperado, extraña, ama, anhela y sufre. Las lágrimas se unen insignificantes al mar que cae del cielo, mar de tristeza, de dolor, de soledad. Mar que me arrastra en su corriente, que me ahoga, que me deja sin fuerzas, pero que me deja vivo, más vivo que nunca, para dejarme sufrir con todos mis sentidos. Me torturan los recuerdos, los sentimientos que no volverán jamás, la imaginación, la realidad. Ruego al cielo por salir de aquí, pero no hay nada a mi alrededor, nada más que el mar. Ruego desesperado, con fe ciega, ruego por un milagro. Que alguien me rescate, que pueda salir por mí mismo, volar, o morir. Desaparecer en la oscuridad de este mar negro, unirme a el y dejar de ser. SOS.