Lentamente,
sobre mí mismo
pienso lentamente,
lentamente como hoja otoñal
en su breve vuelo
plácido y ausente,
en busca de la humilde solidez
donde detenerse.
Detengo el tiempo,
mi tiempo,
desesperado por huir
como niño en juego...
Lentamente,
más allá de la premura
de las palabras,
del giro del aire entorno al silencio,
acompasado al mirar del pez
y a la noria tranquila de los momentos olvidados,
pienso en mí,
lentamente.
No podré soportarlo por mucho más,
estas sensaciones no se irán jamás,
emociones que no quiero sentir,
pero no encuentro forma de huir.
Siempre que intento escapar,
aquel demonio me viene a arrastrar,
en la sucia tierra me retuerzo,
a cada minuto más enloquezco.
Me persiguen esas siluetas en la oscuridad,
me atormentan cada noche con crueldad,
lentamente se van llevando mi sanidad,
oh por favor, tened un poco de piedad.
Las manecillas del reloj avanzan,
aquellas almas perdidas danzan,
resuena la melodía infernal de una canción,
y ellas dulcemente me invitan a bailar al son.
Decía: «Te has ido..., y creíamos que no era nada..., te has ido,
tan pronto...» Más que palabras decía llanto,
llanto y nieve a las 15.35, que venían a por él
unos hombres austeros, pero cotidianos,
que no estaban tristes, pulcros, con oficio y ausentes,
«Te has ido para siempre...» y no miraba, y sus ojos
vagaban por entre la gente y las paredes
y las funerarias flores,
y le crecía del alma la flor de la soledad,
tan acre y espigada, tan dolorosa,
rodeada de espinas y amargura;
brotaban rodeando su cuello,
sus manos, el llanto,
le brotaba por la nariz y los ojos
y vistió del só
Desde un telescopio alguien me observa,
gritos se oyen con frecuencia,
la soledad me arrastra con ella,
el interminable vacío me llena,
la gran oscuridad me ilumina.
La grandiosa gravedad nunca falla,
aquí arriba, estoy hueca y abandonada,
por dentro me encuentro podrida,
del camino salí y ahora estoy perdida,
la Tierra por mi nombre me llama,
en caer yo siempre seré la última.
De fondo, un extraño sonido resuena,
la tan temible distancia aumenta,
mi peor pesadilla apenas comienza.
Mis demonios me quieren comer viva,
mi horrible realidad se distorsiona,
en el interior un monstruo me desgarra,
¡dale un fin
Será un honor tan fuerte si me llamará "Cucaracha", señor.
Las cucarachas no son débiles ni son fáciles matar.
Será un honor si me acusa de ser "hierba mala".
Son persistentes en sobrevivir.
Pero nunca me llames "mentirosa" ni "discapacitada". La voz interior no necesita su ayuda, señor, para abusarme.
"Olvida nuestros recuerdos, nuestras posibilidades, solo déjame retomar mi vida y no te quedes".
Muchas veces necesitaba que te alejaras de mí, necesitaba que te fueras, que me dejaras como la persona solitaria que siempre he sido y que realmente aprecio. Lamentablemente siento que confié demasiado en ti, una forma de desperdiciarme, un oprobio, una pena. Pero cómo olvidar todo ese tiempo que ahora desprecio.
La historia comenzó en uno de mis mejores años, cuando recién abandonaba mi oscurantismo, cuando rompí la jaula en la que me habían encerrado mis demonios, cuando no estuve más tiempo de
Estos suspiros cada vez se hacen más frecuentes.
¿Es por aquello que anhelo con toda mi alma?
¿O es por poseer una mente débil, cuyos pensamientos son carentes de realidad?
No lo sé, con cada suspirar me siento fatal.
Y es imposible no sufrir en este encierro, encadenado a una vida totalmente desechable, de un solo uso y con defecto de fábrica desde que fue concebida.
Vida ¿Qué tienes para mi qué no sea un suspiro de fracaso?
Pues suspiro hasta la muerte.
Si tuviese una oportunidad, no cometería los mismos errores, volvería a la tierra, al mundo real.
Y no fracasaría en esta coraz