NaruHina Lemon - Cap.1

Como todos los días, Naruto entrenaba en las cercanías de la aldea de Konoha. Ya era por la tarde, y el sol se estaba poniendo en el horizonte. Normalmente solía entrenar en solitario, pero aquella tarde, Kiba se había unido a él para perfeccionar juntos su Taijutsu.

- Yo voy a dejarlo por hoy… – dijo Kiba mientras sentía que le faltaba el aliento.
- ¿Eh, porque? Vamos, un poco más hombre, no seas blando – le decía Naruto adoptando una posición ofensiva.
- ¡No es eso! – le respondió Kiba molesto – Es que tengo que ir a una celebración.

Naruto dejó de adoptar aquella posición y frunció el ceño, mientras Kiba se acercaba a un árbol a recoger sus pertenencias.

- ¿Celebración? – preguntó Naruto.

Kiba bebió unos cuantos sorbos de su botella de agua y luego respondió.

- Hoy se celebra una fiesta para todos aquellos ninjas que han pasado el examen de Chuunin – decía Kiba en tono burlón, puesto que Naruto no había conseguido pasarlo dado que se pasó los 3 últimos años entrenando con Jiraiya. – ¡Yo estoy oficialmente invitado porque soy uno de esos ninjas!
- Kuso… - pensaba Naruto mientras decidió que también era hora de marcharse. Se le habían quitado las ganas de seguir entrenando.

Kiba y Naruto volvieron juntos a la aldea. Por el camino seguían hablando.

- Se ha decidido que la fiesta en honor se hará en casa de los Hyuuga. Es un clan bastante grande y hay espacio de sobra. Todos estarán allí – habló Kiba – Ino, Neji, Chouji, Shino, Hinata…

Al escuchar el nombre de Hinata, un escalofrío recorrió la espalda de Naruto. Aquella muchacha había sido la causante de las noches en vela de Naruto y de su desconcentración en los entrenamientos.

Desde que Naruto volvió a la villa, empezó a sentir algo que nunca había sentido. Nada más llegar a Konoha, se fue al Ichiraku Ramen, ya que echaba de menos aquella deliciosa comida. Mientras comía, vio de pasada a una preciosa muchacha de pelo negro y largo. Se quedó completamente ensimismado, tanto, que se le formó un nudo en el estómago que le impedía seguir comiendo. Dejó el plato de ramen sin terminar (cosa que impresionó bastante al dueño del Ichiraku) y se fue detrás de aquella misteriosa muchacha para averiguar quién era. La siguió sigilosamente para que ella no notara su presencia. Cuando Naruto logró acercarse más, su sorpresa fue gigantesca al darse cuenta que se trataba de Hinata.

A partir de ahí, cada vez que la veía por la calle, cada vez que la miraba o hablaba con ella, miles de mariposas revoloteaban en su estómago, sus mejillas se tornaban rojas y apenas le salían las palabras. Se sorprendió de que Hinata se hubiera vuelto mucho más abierta y no tan tímida y reservada como lo era antes. Varias noches se quedaba despierto sin dejar de pensar en aquella belleza, y eso que solo hacían dos semanas que había regresado a la aldea.

- ¡Eh, Naruto, espabila! – le dijo Kiba dándole un pequeño empujón. – ¡Te has quedado en las nubes! ¿Qué te pasa? Desde que llegaste a la aldea te has comportado de un modo raro… ¿ha pasado algo mientras estabas con Jiraiya?
- ¿Eh? Ah… no… no es eso… no es nada, no te preocupes. – respondió éste volviendo a la realidad.
- Mmmm… tanto entrenamiento te tiene la cabeza carcomida… deberías relajarte más… ¡Oye! ¿Qué tal si vienes a la fiesta de esta noche?
- ¿A la fiesta? ¿Yo? Pero si yo no soy chuunin…
- Bah, eso da igual… a la fiesta pueden acudir los familiares y amigos más cercanos de los homenajeados… ¡vamos, yo te invito a que vengas conmigo!

Naruto estuvo a punto de negarse… a punto de decir “Tio, gracias, pero yo paso… no me gustan las aglomeraciones de gente, prefiero tomarme un descanso esta noche” pero de repente, recordó que Hinata también estaría allí.

- ¿De verdad harías eso? ¿Puedo ir?
- ¡Claro! – dijo Kiba con una sonrisa – Seguro que a nadie le molestará que asistas.
- ¡¡De acuerdo!!

Naruto y Kiba continuaron caminando hacia la aldea. Una vez entraron, ambos se separaron para ir a sus respectivas casas a darse una ducha y prepararse para la fiesta.
De camino a su casa, Naruto pasó en frente de la gran puerta de entrada a la villa del clan Hyuuga, que por el momento estaba cerrada.

- Esta noche… - pensó - ¡Esta noche será la definitiva! Ya no aguanto más… ¡esta misma noche hablaré con ella y le diré…!
- ¿Naruto-kun?

Una voz sonó a espaldas de Naruto, lo cual hizo que éste se sobresaltara.

- ¡Hi-Hi-Hinata! – dijo éste sintiendo como los nudos se le formaban en la garganta y en el estómago al ver a la chica mirándole con aquellos ojos tan tiernos.
- ¿Qué haces aquí parado enfrente de la casa Hyuuga? – le dijo la muchacha, que al parecer, también estaba un poco sonrojada.
- Ehh… yo… bueno, esto… verás… - tartamudeaba Naruto mientras se rascaba la cabeza y sonreía para intentar ocultar sus nervios – Bueno yo… voy… voy a venir esta noche a la fiesta… me ha invitado Kiba…
- ¿En serio vas a venir? – decía Hinata mientras se le iluminaban los ojos - ¡Me alegro mucho!
- Jeje, si… ¡yo también!
- Bueno, entonces nos vemos después, Naruto-kun, ahora tengo que arreglarme… y creo que tu también – dijo sonriendo al ver la suciedad que cubría la mayor parte de la ropa de Naruto.

Naruto se dio cuenta de que su estado era penoso desde que había estado entrenando con Kiba. Su ropa estaba sucia y sudorosa, y le causó vergüenza el que Hinata le observara en ese estado.


- Ah si – dijo sonrojado – Es que acabo de llegar de un entrenamiento con Kiba… y bueno, jejeje…

La muchacha solo sonrió y se dirigió al portón de la casa Hyuuga. Lo abrió y se dispuso a entrar, no sin antes despedirse de Naruto.

- Bueno pues… nos vemos esta noche.
- Si… hasta esta noche… – le respondió Naruto completamente hipnotizado.

Hinata cerró la puerta tras de sí y Naruto se quedó un rato sin moverse del sitio. A los pocos minutos reaccionó y se dio cuenta que ya era casi de noche, y debía apresurarse si no quería llegar tarde.

Corrió hasta su casa y lo primero que hizo fue meterse en la ducha. En diez minutos ya estaba listo. Se preguntó si sería una fiesta en la que había que vestirse de elegante o era una fiesta normal y corriente. De todas formas, él no tenía ropa elegante en el armario, así que pilló unos pantalones naranjas y una camisa negra. Con eso ya era suficiente. Dejó su bandana ninja guardada, ya que no creyó que le haría falta en la fiesta.

Mientras esperaba a que llegase la hora en la que había quedado con Kiba, se tumbó en la cama con los brazos en la nuca a pensar un rato. El primer pensamiento que le vino a la cabeza fue aquella muchacha que le volvía loco. Había pasado como media hora desde su última conversación y ya tenía ganas de verla otra vez. Aquella noche era la definitiva para decirle lo que sentía. Ya no aguantaba más el verla por la calle y preguntarse si tendría o no posibilidades de poder estar con ella.

Pronto se hizo la hora señalada y Naruto bajó a la calle para encontrarse con Kiba e ir los dos juntos a la fiesta. La aldea estaba silenciosa por la noche, y solamente se escuchaban murmullos lejanos provenientes de la casa Hyuuga.

Naruto se encontró a Kiba en el lugar que habían quedado. Se alegró de que Kiba también fuera vestido de forma normal. Cuando los dos muchachos se encontraron, empezaron a caminar hacia la villa de los Hyuuga. Se escuchaba un gran alboroto dentro.

- ¡Waaaaa, increíble, esto es enorme! – decía Naruto asombrado al ver la mansión de los Hyuuga.

Había un gran patio rodeado de una especie de casas pequeñas. Al fondo del patio, había un edificio enorme.

- Las casas estas de por aquí – señalaba Kiba mientras cruzaban el patio – son las residencias de los miembros del clan Hyuuga. El edificio del fondo es la sede central, ahí se suelen hacer las reuniones importantes y demás cosas.
- ¿Y tu como sabes todo eso? – preguntó Naruto, mientras echaba un vistazo a su alrededor. No había ni un alma, parecía que todos estaban reunidos en el edificio central.
- Hinata es de mi equipo, imbécil. – respondió Kiba – He venido a este sitio muchas veces. Mira, la casa de Hinata es aquella de allá.

Kiba señaló con la mano en dirección a la casa de la muchacha.

- Mmm… ya veo… - pensó Naruto.

Kiba y Naruto por fin llegaron al edificio central. Nada más entrar, se encontraron con la mayoría de los conocidos de Konoha: Tsunade, Iruka, Kakashi, Anko… también a varios miembros del clan Hyuuga, y por supuesto, a sus amigos que habían logrado ascender a Chuunin.

Varias personas vieron entrar a Kiba y a Naruto, y fueron a darle la bienvenida, sobre todo a felicitar a Kiba por su ascenso de rango. Naruto pasaba de la gente que le rodeaba y alzó la cabeza sobre la muchedumbre para ver si lograba ubicar a Hinata. Perdió de vista a Kiba, mientras seguía buscándola.

- Me alegra que hayas llegado, Naruto-kun.

Naruto se dio la vuelta inmediatamente y el aliento se le cortó cuando vio a Hinata vestida con un kimono de color lila que la hacía más guapa de lo que ya era.

- Ah, hola Hinata – dijo Naruto intentando no ponerse nervioso. Esa noche no quería estropearlo todo haciendo que los nervios le jugaran una mala pasada. – Vaya, estás… estás…

“Estás guapísima, díselo, vamos Naruto, tu puedes” se decía Naruto para sí mismo.

- Estás… contenta de haber logrado pasar el examen de Chuunin? – dijo por fin Naruto.

“Mierda, mierda, eres un imbécil, Naruto… ¡No era eso lo que querías decirle!” se decía el muchacho mientras la conciencia le golpeaba.

- ¡Realmente si!  - dijo Hinata con una sonrisa – A partir de ahora me esforzaré mucho por mejorar, pero…
- ¿Pero?
- Es que tu… bueno…me siento mal por ti, Naruto-kun… se que tenías muchas ganas de ser Chuunin…
- ¡Ah, no te preocupes por eso! Con el entrenamiento que he hecho estos últimos años, el próximo año pasaré el examen de Chuunin a la primera, ya verás, jeje
- Me alegra oírte decir eso – le sonrió Hinata.

Al ver aquella sonrisa, Naruto no pudo aguantarlo más. Tenía el corazón que se le salía del pecho, tenía que decírselo inmediatamente. La agarró por los hombros y la apartó hacia un lado.

- Hinata, hay algo que quiero decirte…

CONTINUARÁ…